Zdenac - Pokret Misionara Milosrđa - Meditaciones bíblicas

Dios espera nuestra colaboración en el cumplimiento de su Reino, que había empezado con Jesús. Somos invitados a vivir la verdad del Evangelio para ser los voceros de la Verdad  y testigos de la Luz en la tiniebla del tiempo en el que vivimos. Sé que no nos sentimos dignos ni preparados para esta gran obra, pero Jesús nos necesita. Si nos animamos a entregarnos  y a poner todo al servicio de Cristo, entonces en nosotros se reflejará la gloria del Señor y Cristo se glorificará. 

La virtud de SER MODERADOS en todo, incluso en las preocupaciones de la vida, hace que nuestra alma y cuerpo sean capaces de estar DESPIERTOS con el fin de velar y de esperar a Jesús que viene de manera oculta cuando menos lo esperamos, en una forma que no refleja su poder divino.

A nosotros, que le servimos y hacemos lo que a Él le gusta, Jesús nos invita a que en “la nube” de la índole humana de cada persona, le sirvamos a Él quien es. Que nuestros ojos, orejas, manos, corazón y boca corporales sean canales para nuestros ojos, orejas, manos, corazón y boca espirituales, en la comunicación con el Hijo del Hombre cuyo reino no pertenece al orden terrestre.

Es nuestro tiempo lleno de gracia. Tiempo de la presencia del Hijo del Hombre resucitado. Al ofrecerse a sí mismo al Padre, Él nos hizo perfectos, nosotros que somos consagrados por el bautizo. Por nuestra relación permanente con Él, nosotros nos volvemos sabios que en Su gloria brillaremos como las estrellas, por toda la eternidad. Brillarán aquellos que enseñaron a muchos la justicia. 

Pedimos fuerza y ​​gracia todos los días en la Santa Misa, no sólo con la escucha activa, sino con la fe y el amor, la oración y el sacrificio que brotan del corazón y del alma.

¡Ama a Dios y ama a tu prójimo! La fuente de estos dos amores es la misma - la fuente está en Dios porque Dios es Amor. Al entregarme al reto del amor de Dios, siento que puedo amar a Dios con todo mi corazón y fuerzas.

Jesús, ten piedad de mí, por favor despierta mi fe; la fe que me dará el valor para seguirte en los obras y no solo en palabras. Jesús, déjame escuchar Tu llamado porque quiero quitarme el manto que me retiene. Te pido que la fe total en Ti sea la luz para mi corazón.

Hemos elegido "ser imprudentes, necios y extraños" en nuestras propias mentes. Darse a sí mismo desde lo escondido, a destiempo, cuando ya no puedo más, cuando tengo miedo; dar más, dar lo mejor, pasar por encima de mis propios derechos, de mi propia verdad, dar con amor sabiendo que Jesús continúa su ministerio en mí, honrando a su Padre que está en los cielos y en la tierra. 

"¡Una cosa te falta!", Dice Jesús. Necesitamos saber distanciarnos de todo y compartirlo todo con la gente que nos rodea: el tiempo, la salud, los talentos ... para poder desprendernos de todo para ser libres, y para que los pobres obtengan lo que necesitan. La alegría está en cumplir el mandamiento, no en la recompensa que se obtiene.