Hay múltiples crisis: la pobreza material, el desempleo, cáncer incurable, desacuerdos familiares y divorcios, préstamos y deudas, adicciones (droga, alcohol, juego, Internet), desastres naturales, la incertidumbre y el miedo a los pronósticos graves para el futuro cercano y el creciente peligro de "gobernantes" despiadados de este mundo. Estas son las situaciones en las que ponemos esperanza en Dios: ¡Sed fuertes, no temáis!