Zdenac - Pokret Misionara Milosrđa - Meditaciones bíblicas

Somos transformados por Jesús, el Hijo que Dios nos envía. La transformación también requiere nuestra participación. Reconozcamos la grandeza de Dios y seamos persistentes en nuestros ascensos. Aunque débiles, podemos hacer mucho. Jesús ve nuestros esfuerzos, nuestro arduo trabajo, nuestro deseo, y cuando no podemos alcanzarlo, Él se nos acerca.

Señor, ilumínanos con tu verdad y danos la alegría de servir, para que el don de la fe ilumine la vida de las personas a las que nos envías. Alumbre nuestro camino de vida con la luz de la fe, para que, al seguir fielmente el evangelio, seamos lo más parecidos posible a Tí y aprendamos a respirar contigo.

Dios ve, Dios se preocupa, Dios está conmigo; Él cumple en mi su voluntad, que, de una manera milagrosa e insondable para mi, es salvífica. Levantemos nuestras manos y nuestros corazones a Dios, con confianza y seguridad. En esta fe, oremos fervientemente.

¿Con qué se alimenta más el amor? Con amor. ¿Qué fortalece la amistad? Amistad recíproca. ¿Cuándo es la caridad la más dulce? Cuando se le responde con gratitud. Cuando no hay palabras hermosas, cuando no hay ternura, cuando no hay gratitud, entonces reina la frialdad. Es de vital importancia para uno intercambiar sentimientos.

Dios actúa por su gracia sobre nuestra fe, pero también se necesita nuestro consentimiento. La fe es más preciosa que el oro. Seamos testigos alegres de la esperanza que nos llena.

Somos los "hijos de la luz". Jesús no nos alcanzará, por su ingenio, "los hijos de este mundo". Jesús nos anima a planear el futuro con Dios, en el Reino de Dios. La determinación del Reino de Dios requiere: voluntad, esfuerzo, tiempo, plan, energía y, en una palabra, todos nuestros poderes. Y sabemos que nuestra vida actual depende de cómo será nuestra vida eterna.

Somos los "hijos de la luz". Jesús no nos alcanzará, por su ingenio, "los hijos de este mundo". Jesús nos anima a planear el futuro con Dios, en el Reino de Dios. La determinación del Reino de Dios requiere: voluntad, esfuerzo, tiempo, plan, energía y, en una palabra, todos nuestros poderes. Y sabemos que nuestra vida actual depende de cómo será nuestra vida eterna.

Miembros de Zdenac, Dios nos llama a la alegría y nos quiere dar su paz. Él es para nosotros como un padre amoroso. Cada uno de nosotros cuando le habla a Dios le dice “tú”, y ese "tú" llega a ser un "nosotros" entre todos nosotros. El amor de Dios para nosotros es misericordioso.

Nuestros padres o amigos no nos poseen, ni nosotros los poseemos a ellos. El único que nos posee es nuestro Creador. Le pertenecemos a Él y vivimos para Él. Es difícil seguir a Jesús, nos repiten muchos sacerdotes. Nosotros los creyentes deberíamos saberlo muy bien. Muchas veces es difícil amar a los demás, perdonar, aceptar, dar, ser honrado, sincero, de humilde corazón, limpiarse de pensamiento impuro, no juzgar y no cotillear. Pero cada vez que nos ganamos a nosotros mismos, somos más fuertes, libres y más seguros, y solo entonces podemos entender la palabra de Jesús - no tener donde reclinar la cabeza, dejarlo todo, decidir de una vez por todas seguirlo a Él y proclamar el Reino de Dios. Eso es la verdadera libertad.